lunes, 3 de mayo de 2010

EL APRENDIZAJE COOPERATIVO Y SU INCIDENCIA EN EL CRECIMIENTO PERSONAL Y GRUPAL EN LAS AULAS


EL APRENDIZAJE COOPERATIVO Y SU INCIDENCIA EN EL CRECIMIENTO PERSONAL Y GRUPAL EN LAS AULAS


Tradicionalmente en las aulas hemos privilegiado el trabajo individual dando lugar a la competencia por los mejores rendimientos y los estímulos que ello trae consigo, generando en los estudiantes dificultades de relación e individualismo que no permiten un crecimiento personal ni grupal.
Es por ello que el aprendizaje cooperativo se convierte en una estrategia clave para generar aprendizajes compartidos que lleven a los estudiantes a buscar herramientas de trabajo en equipo que les permitan encaminarse hacia una meta común, el éxito en el aprendizaje de uno es el éxito de todos.
En este artículo encontrarás algunos consejos que te permitirán generar prácticas de aprendizaje cooperativo al interior del aula.
Organiza grupos de 3 a 5 personas de forma intencional, buscando heterogeneidades que permitan aportar roles diversos para el crecimiento del equipo. Para ello se deben conectar estudiantes de diversos grupos, ritmos de aprendizaje, rendimiento, perfiles, géneros, etnias y / o edades.
El rol tuyo como docente es el de mediador, tu labor es supervisar dando un apoyo, no de forma directiva, el trabajo de cada uno de los equipos.
Algunos elementos de los grupos de aprendizaje cooperativo que han descubierto profesionales en sicología de la educación son: el trato cara a cara, la interdependencia positiva, la responsabilidad individual, las destrezas colaborativas y el procesamiento grupal.
Las tareas que asignes como docente deben permitir que se aprovechen cada uno de los roles de los integrantes de cada equipo para que aprendan de forma conjunta, lo que redundará en su aprendizaje individual.
Estas tareas deben estar diseñadas de tal forma que permitan el desarrollo de habilidades dialógicas para llegar a acuerdos y que faciliten la consecución de las metas de cada actividad programada.
El trabajo cooperativo en las aulas debe anular los prejuicios, las burlas y las desavenencias a nivel social, fortaleciendo el desarrollo de habilidades de interacción social.
Las tareas de aprendizaje deben diseñarse de forma instructiva buscando una interacción activa entre los estudiantes de forma que se desarrollen habilidades que generen conocimiento en el grupo.
Las sillas y mesas deben ser ubicadas de forma estratégica, que permita concentración, sin romper la comunicación dentro del equipo y con los otros.
Cada estudiante debe desempeñar un rol en particular definido desde la tarea de aprendizaje a desarrollar en concordancia con su perfil.
El trabajo cooperativo exige una responsabilidad individual, lo que asegura igualdad en la participación por parte de cada uno de los integrantes de cada equipo.
El trabajo cooperativo permite que los estudiantes aprendan los conceptos de forma consensuada, discutida, debe generar el desarrollo de procesos de pensamiento, llevando al fortalecimiento de actitudes más abiertas, socialmente más aceptables y cooperativas.
En el aprendizaje cooperativo los estudiantes son protagonistas en su propio proceso de valoración, descubriendo y corrigiendo sus errores y los de los integrantes de su equipo de forma asertiva, con criterio y justa, de manera que sea aceptada por todos.
A diferencia del trabajo individual el aprendizaje cooperativo genera estímulos por puntos de avance/superación de acuerdo con los logros del equipo, a partir de los aportes de cada uno de sus integrantes.
Finalmente, debes generar una valoración continua de este trabajo cooperativo y de los equipos, pues esto te permitirá diseñar más atinadamente las tareas de aprendizaje y generar mejores mecanismos de control.
Recuerda: La fuerza reside en las diferencias, no en las similitudes. (Stephen Covey)


Gladys Milena Vargas Beltrán
Normalista Normal María Montessori
Licenciada en Español e Inglés Universidad Pedagógica Nacional
Especialista en Educación con Énfasis en Evaluación Educativa Universidad Santo Tomás de Aquino


miércoles, 21 de abril de 2010

¿Cómo puedo motivar a mis estudiantes hacia la lectura?


¿Cómo puedo motivar a mis estudiantes hacia la lectura?
10 Consejos prácticos

Muchos de los fracasos escolares son causados por los bajos niveles de lectura en nuestros alumnos, indiscutiblemente la lectura es la puerta de entrada a la comprensión. Hoy te presentamos 10 consejos prácticos para que logres motivar la lectura en tus aulas.
Redefine el rol de la lectura como fuente de diversión y de recreación.
Fomenta, en primer lugar, la lectura diaria a través de lecturas de interés de los estudiantes.
El momento de lectura debe permitir cambiar los ambientes, por ello genera nuevos espacios de lectura, logra desprenderte de los pupitres para leer.
Involucra a tus estudiantes a la hora de leer, permite que pregunten lo que quieran y cuando quieran acerca de la lectura, déjalos adivinar lo que sucederá y devolverse o adelantar si así lo desean.
Motiva la lectura en familia, diseña ejercicios de lectura en casa acompañado por los padres, si es posible pide que graben un video y compártelo con los demás estudiantes o crea un cuaderno viajero que permita a las familias expresar su experiencia a la hora de leer juntos. Desarrolla encuentros literarios entre padres e hijos, busca estrategias variadas para involucrar a la familia.
Fomenta la donación de libros para crear una biblioteca en cada aula, de modo que se tengan más oportunidades de lectura expresadas en los libros que hay en el salón.
Potencia en tus alumnos la capacidad de escribir acerca de lo que leen, para ello pídeles que escriban en un diario sus apreciaciones sobre sus lecturas da cada día.
Diseña cuadros de motivación a la lectura y lleva el control del mismo junto con los estudiantes para que observen sus avances.

Enseña a tus estudiantes a expresar sus ideas sobre las lecturas realizadas a través de organizadores gráficos: redes de ideas, mapas mentales, mapas conceptuales, cuadros sinópticos, etc.
Motiva a través del ejemplo, recuerda que los estudiantes descubrirán el amor a la lectura si sienten que tú también la amas.
Finalmente, recuerda:
La lectura es como vivir la eternidad, mientras más lees, más tiempo vives.

Gladys Milena Vargas Beltrán
Licenciada Español e Inglés UPN
Especialista en Educación con Énfasis en Evaluación Educativa USTDA

martes, 20 de abril de 2010

LA AUTORIDAD DEL MAESTRO….PERMISIVIDAD O AUTORITARISMO


En nuestras aulas podemos generar una imagen de autoridad ante nuestros estudiantes, que indiscutiblemente genera un impacto positivo en los procesos de enseñanza y de aprendizaje, pues facilita las mediaciones del docente, desarrolla relaciones de conocimiento mutuo y motiva hacia el alcance de las metas.
Pero ¿qué sucede cuando la autoridad es tomada erróneamente?, existen dos caminos equivocados que, a veces, solemos tomar, veamos:
Autoritarismo:
· Nuestro accionar como docentes es intolerante.
· Trabajamos mediante la amenaza constante.
· Imponemos las normas sin razones.
· No escuchamos las razones de nuestros alumnos.
· Nunca concertamos.
· Gritamos constantemente.
· Somos injustos y poco flexibles.
Consecuencias:
· Estudiantes miedosos, resentidos, irrespetuosos, agresivos y violentos en ocasiones.
Permisividad:

· Exceso de tolerancia.
· No hay consecuencias frente a las actuaciones equivocadas.
· No se corrige a tiempo.
· Se pasa por alto desmanes y desórdenes, hasta en ocasiones algunas faltas de respeto.


Consecuencias:
· Alumnos caprichosos, con pocos recursos a nivel personal para enfrentar al mundo real, irreverentes, irrespetuosos, poco escuchan y no siguen instrucciones.
¿Qué debemos hacer?
· Educar con la buena influencia y el ejemplo para generar comportamientos similares.
· Acordar normas claras fruto de concertaciones reales con los estudiantes desde el comienzo de cada etapa escolar.
· Capacidad de los docentes para establecer en sus estudiantes orden, hábitos y pautas de comportamiento acordes a cada momento y lugar.
· Generar confianza, pero fijando límites claros.
· Ser constantes y coherentes para generar seriedad y respeto por parte de los estudiantes.
· Siempre generar consecuencias que se puedan cumplir y que vayan a implementar realmente.
· Cumplir con la palabra a cabalidad.
· Escuchar y conocer a fondo a nuestros estudiantes.
Si seguimos estos consejos muy probablemente ganaremos altos niveles de autoridad, pero ante todo el cariño y respeto de quienes hacen posible nuestro trabajo.


Gladys Milena Vargas Beltrán

Especialista en Educación con Énfasis en Evaluación Educativa USTDA

¿Cómo puedo conocer a mis estudiantes?


Comienza un nuevo año escolar, un reto para los estudiantes, quienes llegan a sus aulas llenos de esperanzas y de sueños, y para los docentes que buscan generar aprendizajes reales, duraderos, significativos que sean un valioso aporte para el proyecto de vida de sus estudiantes. Pero ¿cuál es la clave del éxito?, ¿cómo se logra alcanzar las metas?, ¿cómo puedo llegar a fin del año escolar con el perfecto convencimiento que mis estudiantes han logrado alcanzar los objetivos trazados? Siempre pensamos en las herramientas, las formas de evaluar, las nuevas tecnologías, las mediaciones, los recursos, y consideramos que la manera de mejorar incide solamente en generar estrategias de mejoramiento en estas áreas, entonces el vínculo se hace frio, distante y poco nos preocupamos del sentido humano de la relación con nuestros estudiantes. Es un hecho real, nuestro lazo con ellos es muy delgado, porque a pesar de nuestros intentos fallamos en lo más importante: nuestra conexión con ellos no se consolida porque simplemente no los conocemos.
Hemos escuchado casos insólitos en los cuales evidenciamos la falta de conocimiento que a veces tenemos de nuestros estudiantes, docentes que pueden llegar a confundir un estudiante con otro, suelen evaluar a final de periodo estudiantes que ya han sido retirados, historias comunes que enuncian la realidad en algunas de nuestras instituciones: maestros y estudiantes viven en mundos paralelos que jamás se conectarán a menos que logremos generar puntos de encuentro, conocer sus necesidades, sus sueños, sus vidas. Don Bosco, uno de los más grandes y sabios maestros de la historia, en su Sistema Preventivo resume su filosofía educativa en tres palabras: Razón, Religión y Amor. Para él es imposible educar a un joven por medio de la razón, si no se lo ama, se entiende sus problemas y se lo apoya a resolverlos. Él creía que la única forma posible de educar es conociendo a los estudiantes, acercándose a ellos, reconociéndolos como personas, abriendo así nuevos caminos hacia el aprendizaje.
Hoy queremos apoyar a los docentes y brindar valiosos consejos que nos serán útiles para comenzar este año escolar conociendo a nuestros estudiantes. Estas recomendaciones han sido aportadas por varios docentes partiendo de su experiencia, al hacerles la pregunta: ¿Cómo se puede conocer a los estudiantes realmente?, queremos compartir algunas ideas:
Aprenda el nombre de cada uno de sus estudiantes y refiérase a ellos siempre nombrándolos.
Dese a conocer no sólo por sus excelentes estrategias didácticas o su conocimiento, sino también por el buen trato que da a sus estudiantes.
Trate de escuchar lo que nunca se escucha, lo que no es evidente, lea entre líneas lo que sus alumnos pretenden decir.
De vez en cuando pregúnteles sobre sus gustos personales, sueños, necesidades e intereses.
Organice momentos de convivencia docente- estudiante, momentos que permitan compartir vidas.
Charle con sus estudiantes, busque momentos imparciales: el descanso, un cambio de clase, trate de favorecer pequeños momentos de diálogo realmente personal.
Interprete, analice y comprenda el lenguaje no verbal de sus estudiantes.
Valore sus trabajos, sus intervenciones, revise sus tareas, retroalimente trabajos, muestre mayor interés por las producciones de sus estudiantes.
Hable de su conocimiento con un lenguaje próximo al estudiante.
Detecte diferentes formas de enseñar y descubra nuevas formas de aprender.
Descubra los diferentes ritmos de aprendizaje de sus alumnos y sus inteligencias.
Esté atento a cualquier signo de enfermedad, dificultad, cambio en el estado de ánimo y/o actitud de los estudiantes.
Asigne roles a cada uno de sus estudiantes de acuerdo con sus perfiles.
Conozca las fechas de sus cumpleaños y felicítelos.
Si ya es padre o madre, trátelos de la misma forma como le gustaría que trataran a sus hijos.
Identifíquese con cada uno de sus alumnos.
¿Recuerda la cartilla “Nacho Lee”?, nuestra labor no sólo es saber cómo enseñarle a Nacho a leer, ¡lo más importante es conocer realmente a Nacho!
El maestro que conoce la realidad de sus estudiantes hace que el conocimiento sea realmente significativo y logra trascender generando conexiones de vida con sus estudiantes, quienes seguramente lo recordarán siempre. ¡Manos a la obra!

Gladys Milena Vargas Beltrán
Licenciada Español e Inglés
Especialista Evaluación

¿Cómo diseñar evaluaciones de calidad que sean realmente pertinentes y útiles para evaluar a los estudiantes?

Se acerca la época de exámenes y nos preguntamos cómo logramos diseñar pruebas que realmente evalúen a nuestros alumnos y nos permitan conocer sus habilidades, necesidades y expectativas para buscar estrategias de acompañamiento y apoyo para optimizar nuestras mediaciones en el aula y obtener mejores resultados. En esta oportunidad brindamos algunos tips para diseñar mejor las evaluaciones:
1. Determinar el objetivo de la evaluación, decidir si se quiere determinar comprensión, aplicación, análisis, retroalimentación y/o diagnóstico.
2. Buscar que los exámenes vayan más allá de medir simplemente conocimientos.
3. Utilizar un contexto específico que parta del mundo real y de este contexto diseñar las preguntas.
4. Involucrar múltiples conceptos.
5. Evaluar por competencias, es decir tener en cuenta valorar los conceptos, los procesos de pensamiento y las actitudes.
6. No intentar diseñar un examen en un solo momento y terminarlo allí mismo, esto requiere de un trabajo de recopilación de datos y experiencias durante varios días.
7. Evitar incluir preguntas que se respondan acudiendo a la memoria únicamente.
8. Evitar escribir preguntas cuya respuesta se encuentre sólo con hojear el texto que las contextualiza.
9. Acostumbrar a los estudiantes a la forma de evaluar, lograr que se habitúen al proceso para que no se sorprendan en el momento de la evaluación.
10. Nunca repetir una pregunta usando otras palabras.
11. Cada pregunta debe evaluar un indicador específico. Partir de una situación problema facilita la contextualización del conocimiento.
12. Escribir la evaluación en un lenguaje simple y conciso a favor de la comprensión, evitando ambigüedades.
13. Tener en cuenta el tiempo para desarrollarla y la capacidad de sus estudiantes.
14. Buscar que las preguntas generen respuestas claras y libres de ambigüedades.
15. Se debe evitar dar pistas sobre soluciones a otras preguntas de la evaluación.
16. Se debe hacer un banco de evaluaciones que permitan una mayor optimización del trabajo.
17. Evaluar siempre lo que se enseña y de la forma como se enseña.
Finalmente recordemos lo que dice Ortega (1995, 23) frente al diseño de evaluaciones:
“…una prueba configurada correctamente, consistente y válida respecto de los objetivos de un curso de lengua y de la práctica docente seguida durante el mismo, es -sin pretensión de caer en radicalismo alguno- un instrumento de innegable utilidad con el que valorar y tomar decisiones sobre docencia y
aprendizaje. […] La finalidad de todo proceso de aprendizaje / docencia es –y nadie que esté en su sano juicio podrá negarla- aprender / enseñar algo, y no hacer pruebas; es un dislate ( desatino) confundir los objetivos docentes o de aprendizaje de un curso con las pruebas que puedan o deban tener lugar durante o al final del mismo”
Tomado de ORTEGA OLIVARES, Jenaro (1995): “Evaluación en el aula de español LE: algunas consideraciones generales”, en VI Congreso Internacional de ASELE Tendencias Actuales en la Enseñanza del Español como Lengua Extranjera II. León. http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/asele/pdf/06/06_0018.pdf